Con la inminente llegada del fenómeno de El Niño, el sector eléctrico colombiano se encuentra en alerta ante los posibles efectos que este evento climático pueda generar. Es crucial anticiparse a los impactos que podrían surgir en el sistema energético.

Las preocupaciones se centran en el aumento de los precios de la energía en el país debido a las sequías y la mayor demanda de la oferta térmica durante el período de El Niño.

Para comprender mejor el impacto de esta variación climática, es importante entender cómo se genera la electricidad en Colombia. Aunque muchos piensan que simplemente basta con encender un interruptor para tener electricidad en hogares, supermercados, hospitales y empresas, el proceso es mucho más complejo e involucra diversos actores.

En Colombia, la mayor parte de la electricidad se genera a partir de fuentes hidráulicas, que representan aproximadamente el 80 % de la producción eléctrica. El agua desempeña un papel fundamental en la generación de electricidad en el país. Además de la energía hidráulica, también se utilizan combustibles fósiles como el gas y el carbón, que se convierten en energía eléctrica a través de procesos termoquímicos o termoeléctricos.

Estos métodos de generación son vitales, ya que en caso de que los embalses se agoten, las plantas termoeléctricas entran en funcionamiento para asegurar el suministro eléctrico y garantizar la prestación eficiente del servicio.

Según datos proporcionados por el operador XM hasta septiembre de 2022, la generación hidráulica contribuyó con el 81,6 % de la energía, seguida de los combustibles fósiles (16,8 %), la biomasa (1,0 %), la energía solar (0,5 %) y la energía eólica (0,1 %).

El transporte de la energía eléctrica se divide en dos etapas: transmisión y distribución. En la etapa de transmisión, la electricidad se transporta desde las centrales de generación hasta los centros de consumo mediante cables y torres de alta tensión que cubren largas distancias en todo el país. Luego, en la etapa de distribución, la energía se lleva desde los centros de consumo principales hasta los hogares y las instalaciones de los consumidores finales.

Además, existe el proceso de comercialización de energía, en el cual se compran grandes cantidades de energía a los productores para venderla a los usuarios o a otras empresas del sector. Los distribuidores se encargan de la red a la que se conectan los usuarios, mientras que los comercializadores compran la energía en el mercado mayorista, trasladan los costos a los clientes, suministran el servicio y realizan la facturación correspondiente.

En Colombia, existen dos tipos de mercado de energía: el regulado, que abarca principalmente a los usuarios residenciales, comerciales e industriales de menor consumo, y el no regulado, dirigido a empresas y organizaciones con altos consumos de electricidad que pueden participar en él de manera voluntaria. El sector eléctrico colombiano se rige por las Leyes 142 y 143 de 1994, que establecen el régimen de prestación de servicios públicos